“Hace tres décadas, la Estimulación Temprana en tanto disciplina, no existía; recién en la década del 60 comenzaba a inventarse. Tal como ha ocurrido con tantos descubrimientos científicos, se produjo casi simultáneamente en distintos lugares del mundo, independientemente uno del otro. Dos países llevaron la delantera con respecto a los demás: los Estados Unidos y la Argentina.
La pediatría argentina, especialmente la pediatría plasmada en algunas salas del Hospital de Niños, fue, en este campo, a través de la Dra. Lydia Coriat, pionera en el mundo; y especialmente si hablamos del tratamiento de bebés, ya que para esa época, en los Estados Unidos, el flamante término de Estimulación Temprana hacía referencia a los tratamientos de niños pequeños, pero no menores de 3 ó 4 años. Era una gran novedad implementar un trabajo clínico sistemático con niños tan pequeños.
No fue casualidad que a la pediatría argentina le tocara ocupar este lugar. Durante la mayor parte de la primera mitad del siglo, fue jefe de la Sala de Neuropsiquiatría del Hospital de Niños un neuropediatra reconocido y admirado en los más altos niveles científicos internacionales, tanto por sus investigaciones como por la originalidad de su concepción respecto a la maduración neurológica del niño. Me refiero al Dr. Aquiles Gareiso.
Todavía recuerdo el profundo respeto con que mi madre pronunciaba ese nombre cuando yo era niña, a finales de la década del 50. Si en ese entonces el Dr. Aquiles Gareiso, ya anciano, era el maestro venerado, su continuador, el Dr. Florencio Escardó, fue el maestro directo en su formación como pediatra. La sala XVII fue el fecundo semillero donde la Dra. Coriat se formó para poder, más adelante, avanzar con sus propios pasos.”
Extracto del texto “Tres décadas en Estimulación Temprana”
Elsa Coriat (1992)