Dr. Aquiles Gareiso, en el centro, haciendo uso de la palabra. A su izquierda, Dr. Florencio Escardó; a su derecha, Dra. Lydia Coriat.
Aquiles Gareiso fue uno de los primeros neurólogos – uno de los primeros en el mundo – que reconoció que la neurología de un niño era diferente a la de un adulto. En el año 1900 – todavía no había cumplido los 30 – ingresa al Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez, al Consultorio de Enfermedades Nerviosas (así se llamaba), y continua concurriendo a ese hospital hasta su muerte, a fines de la década del 50.
“En 1905 ya sus trabajos se citan en Europa”, dice Florencio Escardó, en un homenaje a su maestro, más de medio siglo más tarde. El nombre de Florencio Escardó nos resulta bastante más conocido, pero en 1905, cuando
Aquiles Gareiso ya era internacionalmente reconocido, Florencio Escardó acababa de nacer. En 1926, a su vez, ingresa al Gutiérrez, hospital en el que trabajó durante 45 años.
Hizo famosa a la Sala XVII por la excelencia de su clínica y por las radicales transformaciones que introdujo en la pediatría. Siempre, y con profundo afecto, Florencio Escardó reconoció a Gareiso como su maestro.
(…)
En 1933 se crea el Servicio de Neuropsiquiatría y Endocrinología, del cual Aquiles Gareiso pasa a ser Jefe; Florencio Escardó dirá: Allí – en ese Servicio – se dio personalidad mundial a la Neuropediatría como disciplina complementaria de la medicina de Niños y no subsidiaria de la Neurología del adulto. 1
Este fue un cambio decisivo; sin embargo, pese a la enorme incidencia en la clínica pediátrica que tuvo la influencia de Escardó y la formación de una nueva generación de neuropediatras – entre los que entiendo que se destacan como mínimo Natalio Fejerman, Tomás Figari y Lydia Coriat – siguieron habiendo quienes no terminaban de entender en qué se diferenciaba un niño de un adulto.
Extractos del trabajo “Una lectura clínica de la neurología infantil” (Lic. Elsa Coriat).
1 Florencio Escardó: op. cit.