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    30 abril, 2024 a las 11:00 #21455

    Buenos días a todxs! Cómo están? Les queríamos proponer que nos cuenten cómo va la cursada hasta el momento, cómo les está resultando el acceso a las clases y al material de lectura. También si les da ganas podrían compartir las articulaciones que van haciendo con la propia práctica. Desde ya, la idea es generar un espacio de ida y vuelta, dinámico en el que pensemos juntxs, reflexionemos acerca de nuestras experiencias.
    Les contamos que el año pasado, propusimos algunos encuentros virtuales, sin obligatoriedad, en el que conversamos acerca de lo que lxs alumnxs traían en relación al curso. A la vez nos permitió generar un espacio de mayor cercanía. Nuestra idea es ofrecerselos a ustedes también. Ya les avisaremos fecha y horario, ojalá puedan sumarse.
    Seguimos leyéndonos!
    Analía y Graciela
    PD: A quienes aún no se presentaron en el foro anterior, adelante! Para nosotras es muy valioso conocer algo de ustedes. Gracias!!

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    2 mayo, 2024 a las 22:44 #21458

    Hola!! Espero estén todas muy bien!! Ahora que he podido ponerme al día con el material me gustaría compartir algunas reflexiones que de él se desprenden y que se enlazan con interrogantes dinámicos que suelen acompañarme desde hace un buen tiempo y que, por supuesto, la práctica clínica pone en tensión.
    Una de las tareas que más me apasiona de la clínica es el desafío del diagnóstico diferencial, sobre todo con niños pequeños. Diría que uno de los motivos por los cuales estoy tomando este curso dado que no es sin otros que se puede pensar semejante complejidad.
    Me preocupa -y, a decir verdad, ciertamente me incomoda (por lo indiscriminado)- el sobrediagnóstico que veo tanto a niños como adultos.
    Se hace imprescindible poder suspender el diagnóstico con el que los chicos llegan para poder verlos y escucharlos a ellos porque una sigla poco y nada dice de ellos ni de su historia. Lo mismo sucede con los chicos con problemáticas orgánicas, por ejemplo, por un lado, el síndrome de Down no versa sobre un diagnóstico psi y, por otro lado, si hubiese indicadores para pensar en un camino de estructuración patológica “la trisonomía genética no es suficiente para producir rasgos autistas (o psicóticos, etc)” en términos de Jerusalinsky.
    Las neurociencias nos han abierto un gran camino con el conocimiento de la plasticidad neuronal, la meta plasticidad neuronal y la epigenética, lo nos indica que ningún diagnóstico está dado de una vez y para siempre pero también da cuenta de la importancia de la intervención y el diagnóstico temprano.
    El intercambio interdisciplinario pediatras y/o neurólogos es esencial porque son ellos quienes reciben a los niños muy tempranamente y son quienes pueden derivar a una consulta psi o interdisciplinar cuando ven que algo en el desarrollo no se va dando por caminos saludables.
    Les comparto que, en este momento, entre los niños con los que estoy trabajando está “Alan” que tiene 7 años y medio, a los 3 años y medio le adjudicaron el diagnóstico de trastorno del lenguaje, desde el año pasado tiene el de déficit de atención con hiperactividad a partir del cual le prescribieron medicación. Yo lo conocí hace 2 meses, es un chiquito inquieto, curioso, que todo lo que trae, dibuja o juega es “caótico”, sus intereses centrales son “los transportes” y aviones, motos o camiones, todo siempre, termina chocando y estallando.
    Suelo sentirme en las sesiones dentro de ese torbellino caótico, trato de armar escenarios que lo -nos- sostengan que, por momentos, tienen algún efecto. Por lo general me siento desorientada con lo que pasa allí, aún así se que algo se va armando.
    El TEL y el TDAH no son más que diagnóstico de manifestaciones fragmentadas de una totalidad, que es su estructura, que se va conformando y esa integración es la buscaremos. Pareciera ser la separación está ciertamente fallida. Al finalizar cada sesión, cuando le anticipo que estamos próximos a terminar, pone una queja, lo que está dibujando termina todo rayado o todo explota con mucha más intensidad. Pero luego de eso se va “como si nada”.
    Se desprende de la entrevista con sus padres que siempre “está todo bien” pero abrieron una pequeña hendija que nos permitió ubicar algo del orden del sufrimiento en Alan y pudimos poner, en un sucinto recorrido histórico, una desafortunada serie sucesiva de eventos que han dificultado el despliegue de un desarrollo saludable. Como siempre le digo a las familias, no es que el tiempo se encarga del desarrollo de los niños como si de algo natural se tratase, sino que es importante que se den ciertos hitos y que los adultos tenemos que poder acompañar a eso suceda”

    Espero este escrito no haya sido muy extenso y esté en concordancia con lo que nos han propuesto.
    Ojalá nos podamos encontrar en ese espacio virtual sincrónico que ofrecen.
    Graciaas.
    Saludos para todas!!

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    7 mayo, 2024 a las 00:25 #21459

    Muchas gracias Yésica! Les vamos a proponer una fecha de encuentro virtual, en el que podríamos retomar lo que desplegás en esta articulación respecto de los diagnósticos/sobrediagnósticos/diagnósticos que fragmentan a lxs niñxs pequeñxs.
    Esperamos nuevos comentarios, interrogantes, reflexión, consulta… Todos son bienvenidos!
    Saludos para todas!
    Analía y Graciela

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    18 agosto, 2024 a las 12:33 #21500

    Buenas tardes!! luego de un tiempo retomo la palabra por aquí. He estado leyendo, por sobre todo con detenimiento las clases de psicopedagogía inicial, y su especificidad me lleva a pensar en lo oportuna que sería su intervención en el caso que quiero compartirles.
    Hace unos meses recibí a un niño con síndrome de down de casi seis años, en una situación muy delicada porque sigue estando, ciertamente, en lugar de bebé (motivo de trabajo con sus padres)… Un niño en un cuerpo muy grande, con sus pulgares en la boca permanentemente, buscando todo el tiempo tirarse sobre el cuerpo del adulto, sin lenguaje aún, en ocasiones con intención comunicativa, sin posibilidad de jugar, usando pañales, no hemos podido armar un tirar una pelota porque está en su cuerpo, sólo contacto con él cuando unos “dedos hormiga” llegan hasta su cuerpo a hacerle cosquillas. Diría que es lo único que pide y la manera de estar con él, en esa conexión es mantenerme “profundamente vital”, con todo mi cuerpo dispuesto a la escena, tono de voz, risas, dispuesta también para que se suba por mi espalda y hacer de caballo. Cuando bajo en intensidad (no sólo porque busco variaciones sino porque es muy cansador), él vuelve a la soledad de su cuerpo y “lo pierdo” (podría decir mucho acerca de lo que nos pasa -me pasa- a quienes trabajamos con él, sabemos por un lado que es un proceso lento, paso a paso, pero preocupa mucho su edad).
    Este niño este año comenzó el jardín con un acompañante y, en la inminencia, por su edad al inicio de su escolaridad primaria, la flia decide cambiarlo a una escuela especial. La psicopedagoga del equipo decide no continuar con su espacio y que una profesional de psicomotricidad continue. Pienso en qué importante sería la intervención de psicopedagogía inicial, acompañándolo en esos “tiempos de construcción, de constitución, de apropiación. Tiempos de complejidad, donde el eje de la constitución subjetiva se articula con los procesos de dominio corporal, de construcción cognoscitiva y aprendizaje formal, de apropiación de la lengua, de intercambio social y escolar.”
    Aquí el trabajo con los padres busca instalar la idea de que el desarrollo psíquico no se da “naturalmente” que hay que poder acompañarlo y traccionarlo. Es preciso ubicar que había mayores probabilidades de que este niño naciera sin vida por lo que las intervenciones van en la dirección ubicar que, que su hijo esté con vida por si solo no alcanza para ser un niño autónomo, como ellos esperan. -un sujeto de deseo, en nuestros términos-.
    Tomo un párrafo que me resulta muy significativo de la clase III de PI, “además de incluir y sostener el trabajo con los padres para que se constituya la demanda por parte de estos, en relación al lugar de niño/a pequeño/a y sus posibilidades de encuentro con pares, también como terapeutas demandamos e interpelamos a los propios niños/as a ocupar ese lugar. Lugar que si no se anticipa, si no se construye, si no se representa, no es posible que alguien lo ocupe. Como terapeutas anticipamos este lugar, demandamos y esperamos al niño/a allí, en este movimiento de demanda hay una espera activa por parte nuestra”. Considero que nuestro trabajo es posible en la medida en que podemos ver en “otro lugar” a al niño/a – y la familia- que recibimos.

    Por otro lado, me alegra volver a leer sobre la dirección de la cura, un texto al que particularmente he recurrido en varias oportunidades. Hace unas semanas vengo pensando en el poder de la transferencia. (Tengo que decir que luego de escribir este texto volví al foro y me di cuenta que les había hablado de Alan y quiero seguir haciéndolo). Cuando me incorporé a trabajar en una institución que atiende a niñes con discapacidad, recibí pacientes que llevan transitando algunos años allí. Me habían transmitido la dificultad de trabajar con determinadas familias, pero me encuentro que una de ellas hace un movimiento transferencial muy interesante y se ponen a trabajo, asistiendo a las entrevistas y produciendo. (en el foro anterior había comentado que para estos padres “estaba todo bien” pero que habían abierto una hendija por la que me permitieron ir ingresando e ir aportando preguntas). Al pasar los meses, la madre de este niño va ubicando que su hijo no quiere faltar por nada a las sesiones que tiene conmigo. Lo que me lleva a leer que la trasferencia de este niño con el espacio es la que invita a estos padres a adjudicar un valor a lo que acontece allí. “la transferencia que en la infancia implica una doble vertiente: de los padres al analista y del niño al juego (y al analista presente en él).” (clase de psicoanálisis V.)
    Desde entonces, los juegos de Alan empezaron a mostrar más claramente su conflictiva cosa que me fue orientando en cómo se está constituyendo, algo acerca de lo que no estaba pudiendo ubicar hasta entonces.
    En un párrafo en la clase V sobre Juego se dic: “Durante nuestros encuentros en el camino que se vaya armando nos encontraremos con niños cuyo juego encalla en algún punto de fijación, con niños desbordados que intentan insistentemente tramitar algún sufrimiento psíquico que los detiene lógicamente en su constitución subjetiva y, por ende, sin poder producir construcciones y nuevas transformaciones en el desarrollo”. Será en el desarrollo de los diferentes encuentros y no sin la intervención del terapeuta que se irá acompañando los movimientos que se vayan produciendo en este camino.
    Este niño, al que le adjudicaron un TDAHA, jugaba a cada sesión a explotar un avión, todo era ruido de motor y explosión contra el suelo. luego chocaba contra un camión, llegaba la ambulancia y demás. Todo era un poco caótico, siempre había muerte, algún bebé que se moría, se caía en un agujero negro, etc.
    En una entrevista con la madre me cuenta muy angustiada, la culpa que sintió por haber quedado embarazada luego de que este hijo naciera (es decir, este niño tiene un hermano con el que se llevan un poco mecos de 1 año). Entonces tuvo que destetarlo de bebé y tal vez no pudo darle todo lo que necesitaba.
    Sesiones después, este niño gatea, se acuesta en una colchoneta y me dice que es una mamá gato que está por tener un gatito. Hago de partera, el bebé nace y me pide que lo abandono. luego nace el segundo bebé pero no había una mamá disponible y también es abandonado. Sesión después, pide restituirlos.
    Me hace sentido aquí lo dice Delia Maidagán en el video de la clase V de psicoanálisis sobre juego, “por la importancia de lo que estaba en juego, -el niño- construye en acto una transformación, que fuera de la escena de juego y fuera de la transferencia no aparecía.
    El niño va logrando calma, el neurólogo se pregunta acerca del retiro de la medicación, con la psicopedagoga se va construyendo la idea de que tal vez la escuela a la que asiste no sea la mejor para él pudiendo, estos padres, ubicar que tal vez la dificultad no esté toda del lado de su hijo sino también a las particulares exigencias académicas de esa institución escolar.

    Bueno, agradezco la calidad del material y la posibilidad de intercambio con profesionales de otras disciplinas.
    Saludos a todos.

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    22 agosto, 2024 a las 23:04 #21501

    Hola Yesica! Qué bueno que nos compartas tu articulación teórica en relación a situaciones clínicas sino también cómo vas ubicando los efectos que tienen tus intervenciones a la luz de un abordaje interdisciplinario.
    Respecto de lo que comentás acerca del primer paciente, me quedo pensando cómo pensar una intervención que arme distancia entre el peque y vos, que no quede tan tomada por el contacto físico. Difícil, porque decís que él establece lazo a partir del juego corporal, y que cuando éste culmina, este niño se retira de la escena. Tal vez, se me ocurre introducir algún muñeco que sea el que se le acerque, lo llame, que él lleve a pasear a caballito, o incluso vos a ese muñeco. La intervención de la psicomotricista puede ser interesante en lo que respecta a la construcción del cuerpo, al lazo que establezca en relación al cuerpo de los otros, con los objetos, con los espacios.
    En cuanto a la intervención en psicopedagogía inicial tiene que ver con una posición, que veo estás considerando en el espacio terapéutico con este niño contemplando sus construcciones, pero desde el punto de vista cronológico está dejando de ser un niño pequeño: tiene 6 años. Interesantes los interrogantes que vas haciéndote a partir del borde en tu disciplina.
    Acá van los comentarios que me surgieron al leerte, podemos retomar el material cuando lo consideres. Gracias por la generosidad en la transmisión de lo que fuiste recorriendo en el transcurso de esta propuesta académica!

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